miércoles, 13 de mayo de 2009

Formación del ingeniero para el tercer milenio

Por Ing. Roberto Morales Morales
Decano FIC – UNI
Enero 1999

La venida de un nuevo milenio no es un hecho importante en sí por sí mismo, sino desde el punto de vista que nos permite reflexionar sobre el tiempo pasado, sus aciertos, sus errores y sus problemas pendientes
Shimon Peres es foros mundiales sobre el futuro de la humanidad dijo con gran claridad “solo habrá futuro para aquellos pueblos que se construyan sobre dos pilares: la ética y el conocimiento”.
El siglo que finaliza ha producido grandes transformaciones, los avances tecnológicos y la revolución de las comunicaciones generan nuevas situaciones, nuevas contradicciones y nuevos desafíos, y por lo tanto, la necesidad de nuevas respuestas.
La universidad debe recuperar su esencia, su espíritu, debe volver a su rol de emisor de nuevos mensajes
Las nuevas situaciones que deberán enfrentar nuestros graduados de cara al tercer milenio, nos obligan a reflexionar sobre los nuevos desafíos que deben de enfrentar desde el sistema educativo en general y de nuestras Facultades en particular.
Es de interés adoptar metodologías que preserven y estimulen el uso del idioma materno, como herramienta fundamental para la permanente comunicación multidisciplinaria a la que tienden las actividades profesionales.
En igual sentido resultan necesarios el dominio técnico del idioma inglés y el desarrollo máximo de su capacidad para el uso de las herramientas que le brinda la informática, el diseño asistido por computadora y el acceso a las redes computarizadas.
La universidad pública ofrecerá una buena formación humanística, y una especialización eficiente y además una preparación suficiente en gestión empresarial. El resultado será un proceso permanente de asimilación, aprendizaje y acumulación de conocimientos, y paralelamente formación de capital humano a niveles de excelencia, lo cual se traduce en un círculo económico virtuoso de tres fases: aprendizaje, acumulación de conocimientos e innovación tecnológica, aumento de la productividad y competitividad internacional.
Para mejorar las especialidades que ofrecen las universidades deben someterse a controles que se aplican en muchas universidades de otros países, ellos son: evaluación interna, evaluación externa y acreditación. La autoevaluación es necesaria y debe ser permanente. La evaluación externa es importante si nos comparamos con estándares internacionales. La Facultad de Ingeniería Civil dio un gran paso al someterse a una evaluación canadiense en 1996, que indicó sus fortalezas y debilidades. Es necesario formalizar la acreditación, que es el mecanismo de evaluación universitaria. En el Perú debe crearse una entidad acreditadora vinculada a la universidad y al Colegio Profesional libre de mandato imperativo y respaldado por la solvencia individual de sus responsables y la transparencia de sus métodos.

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